Cada año se celebra en la ciudad el festival de cine Buenos Aires Rojo Sangre (BARS). Este acontecimiento lleva ya 11 ediciones en las cuales expone lo mejor y más novedoso del género del terror, la ciencia ficción y por sobre todas las cosas, lo bizarro.
En esta ocasión, la fecha se llevó a cabo en el Complejo Lavalle, pleno corazón porteño y allí llegó La Vereda para saber más sobre los tan queridos y nunca bien ponderados “Mostros” de la pantalla grande.
Que el afiche de entrada muestre que una de las películas a exhibir ese día sea “Marihuana radioactiva interplanetaria” ya habla de algo. De un género que tiene sus seguidores y que esos seguidores son especiales. Que hacen de las producciones clase B un himno a la pantalla y de Bruce Campbell, una especie de santo, eso sí, siempre cubierto de sangre y abrazado a una chica.
Todo comienza en el subsuelo del complejo. Allí tendremos la posibilidad de comprar recuerdos de todo tipo, conocer a estos geniales directores, informarnos sobre la agenda del festival y llevarnos algunas de las películas. Además, muchos no dejaron pasar la oportunidad de sacarse una foto con el Extraterrestre protagonista de “Marihuana Radioactiva Interplantetaria”.
El que mucho tiempo atrás puso manos y empeño para llevar este acontecimiento adelante es el actual director del BARS, Gabriel Schipani, quien dialogó con nosotros y nos dejó entrar en el mundo del cine de género.
“Estamos como si fuera la primera edición, muy nerviosos”, nos advierte el director posterior al saludo. Y agrega “Como se hace todo a pulmón, a último momento debemos resolver cosas y situaciones diferentes. Este año nos tocó lidiar con un tema de la aduana para poder retirar las última películas a exhibirse en el primer día”. Pese a los inconvenientes, el rostro de Gabriel irradia la alegría de llegar a horario con la labor cumplida.
No toda la organización del evento corre por cuenta de Schipani. Uno de sus grandes aliados en el BARS es el programador Pablo Sapere, quien se incorporó al evento en 2001. Ellos año a año lanzan la convocatoria y reciben todo el material (cortos, medios y largometrajes) que a posterior será analizado y visto por público y jurado selecto para la ocasión. “Vemos absolutamente todo lo que nos mandan y a partir de ahí elegimos los que irán a la competencia y también a otras de las categorías fuera de ella”, afirma Schipani.
Este cine de género requiere de una mirada especial, no cualquier diario podría realizar una crítica constructiva sabiendo los gustos de los espectadores. Existe una mayor afinidad entre el director, la película y el espectador. “¿Si se hacen las películas pensando más en el público? En cuanto al festival…la selección de material es muy subjetiva. Tratamos de no darle identidad a cuestiones de producción por ejemplo. Existen cortos europeos elaborados con calidad de cine y por ahí vemos realizaciones nacionales que, pese a haber crecido mucho en los últimos años, no podrían costear algo similar, por eso no nos fijamos tanto en determinadas cuestiones. Es simple, vemos lo que nos gusta y lo que no nos gusta”.
Y ahí, en esa última respuesta, Schipani toca una frase central para la nota: Producciones nacionales. Aquellos jóvenes directores que crecieron admirando a Stanley Kubrick, James Cameron, Steven Spielberg, George Romero o Wes Craven, mentes brillantes de la ciencia ficción y el terror y que hoy buscan por su cuenta “llamar la atención” en la gran pantalla clase B argenta.
“Por suerte el nacimiento del festival provocó en los nuevos realizadores las ganas de llevar adelante este género y eso hizo que tanto las producciones como el evento hayan crecido tanto desde el año 2000. Estos trabajos han sido en un 90 por ciento independientes, pero ya hemos tenido dos producciones realizadas en la ciudad de La Plata que han contado con la colaboración del INCAA (Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales) y podremos disfrutar en nuestra próxima edición”.
Además de lo que señala el director del BARS también hay otras dos películas puestas en post producción que han contado también con la ayuda del Instituto. Con orgullo Schipani manifiesta que “desde el INCAA han visto una movida que crecía por afuera con respecto al género y en mucho de eso tuvo que ver el BARS. Recibimos mucho apoyo y ahora también lo están recibiendo los realizadores de las películas, por eso creo que veremos en breve 5 o 6 producciones comerciales del género de terror realizadas íntegramente en el país”.
Mucho del esfuerzo y de las ganas para filmar coincide con el género. A diferencia de otros, incluso las comedias, filmar terror suele ser “muy divertido, se crea un ambiente especial y el miedo solo queda para el espectador. Existe mucha camaradería. Gente que se junta a crear zombis y se las ingenia para darle vida a un personaje, incluso sin tener conocimientos de maquillaje”, sostiene el hombre fuerte del BARS quien además cuenta con un arcón de anécdotas imborrables como la de aquel festival que “tenía la película central a las 8 de la noche y la gente ya estaba en la fila esperando entrar. Lo que nadie sabía era que el director estaba terminando de editar la película y apareció cercano a las 9 de la noche con una copia que no había podido chequear. Estaba totalmente ido del mundo, pero la película al final salió y el público se enteró de su esfuerzo y así lo reconoció, porque el film fue un éxito”.
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